Torbellino y la Música Carranguera
Vélez
20.05.2013 22:05
Los vientos del torbellino en Vélez
Creo, sin mucho lugar a dudas, que la primera vez que pude escuchar guabinas con detenimiento, fue gracias a esa memorable compilación del grupo Nueva Cultura que me compartió el profesor Galindo, amén de mi nuevo requinto.
En los primeros tiempos de mis pesquisas resultó sorprendente aquel concepto sonoro, que con licencia del corazón me permito ahora simbolizar a través del alto pino, torre divisora de los caminos, los territorios, los encuentros de saberes, sus mezclas e influencias. Supongo que del mismo modo que a tientas se encaramaría ese coplero para ver a la musa de sus cantas, muchos avatares palos de ciego habrían sido sorteados en esos tiempos inquietos de preguntas teóricas y acordes alterados.
Llegar a Vélez estuvo entonces enmarcado por aguaceros místicos, recordando las sabias palabras que oí en la otra Villa fundada por Venero de Leyva, de boca de nuestro amigo Mauricio invitando a entender a las montañas y las nubes: “Cuando llueve, el territorio está contento”. Y cito dicha frase, porque ruana y sombrero mojados fueron antenas receptoras que rehidrataron a los oídos del alma en medio del tiempo extraordinario del festival, curso en el que desfilaron los actores y los sabedores. La canta y el torbellino bailando el moño, alternándose en un reto de proporciones mitológicas, para que en últimas siga ganando el arte de la tierra que nos pare y alimenta.
Consultado en: https://www.cantaytorbellino.territoriosonoro.org/index.php/territorio-sonoro/95-los-vientos-del-torbellino-en-velez
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